En una nueva muestra en Kunst Haus Wien en Viena, el artista austriaco continúa mostrando su investigación sobre arquitecturas frecuentadas por pocos civiles.
La búsqueda de Gregor Sailer de estructuras y edificios inusuales lo ha llevado a algunos de los confines más extremos de la civilización humana, desde centros de ejercicios de campos militares en Estados Unidos y Europa, hasta un centro minero cerca de Chuquicamata en el desierto de Atacama e incluso a algunos campos nevados en el Ártico.
Las fotografías de Sailer de la serie “The Potemkin Village” cuestionan las frecuentemente absurdas excrecencias de las sociedades, permitiendo a los espectadores acceder a un mundo de escenarios falsos y artificiales. En la serie "Ciudades cerradas", capturó lugares excepcionales, prohibidos para los forasteros, como por ejemplo una mina de diamantes en Rusia o ciudades de refugiados en el Sahara. Para su más reciente serie titulada "La ruta de la seda polar", el austriaco realizó varias expediciones al Ártico, documentando la infraestructura física de la lucha por el poder mundial en esta región remota.
Solo tomando una foto por temática, las fotografías de Sailer están desprovistas de vida humana. Hijo de un arquitecto, a menudo retrata los edificios como artificios solitarios y, por tanto, los eleva, mostrándolos como estructuras estéticas independientes con una presencia escultórica, una apariencia que recuerda el trabajo de Bernd y Hilla Becher.
Además de trabajar con una cámara de fuelle, otro factor común entre la Sailer y Becher es el cuidadoso uso de la luz difusa de forma uniforme, ya que las sombras y los reflejos significan para ellos distracciones atmosféricas.
Sailer estudió comunicación visual entre 2002 y 2007, en la Dortmund Academy, centrándose en la fotografía y en el cine experimental. Aquellos tiempos lo pusieron en contacto con la "visión de la Düsseldorf School”, un término creado por la legendaria primera generación de estudiantes de Becher.
Si bien existen enfoques tipológicos, el trabajo de Sailer no se define de manera tan exclusiva y consistente como el de Becher. Ignorando lo demasiado llamativo y literal del mismo, Sailer utiliza la arquitectura en sus imágenes para sensibilizar a la gente, de forma indirecta, sobre cuestiones socialmente críticas.
Su última muestra, titulada Unseen Places, se puede ver hasta el 19 de febrero de 2023 en el Kunst Haus Wien de Viena. “Gregor Sailer es un fotógrafo que piensa mucho en sus composiciones, y con sus imágenes elaboradas contrarresta los flujos de imágenes volátiles y de rápido movimiento al ofrecer tranquilidad y precisión”, dice Verena Kaspar-Eisert, curadora de la exposición.
Este artículo se publicó originalmente en la revista Metropolis.